Se ha considerado incluso recientemente, que los rellenos son inadecuados para apoyar las cimentaciones de las estructuras, ya sean residenciales, comerciales, o industriales. En épocas pasadas, muchos rellenos eran simplemente material de desperdicio, que frecuentemente estaba formado por mezclas de varios tipos, sin haber compactado ni tratado previamente los suelos superficiales en que se habían apoyado. Las estructuras apoyadas en estos rellenos usualmente sufrían grandes asentamientos diferenciales y agrietamientos. En consecuencia, una práctica cuidadosa exigía prolongar las zapatas, pilotes o pilas a través de los rellenos, penetrando en el terreno natural, hasta encontrar el apoyo adecuado. Los pisos de las plantas bajas, se apoyaban estructuralmente en la cimentación del edificio o bien, directamente en el relleno, a sabiendas de que se necesitarían frecuentemente reparaciones, refuerzo de espesores, o cambios.
En contraste con los rellenos sin control de otros tiempos, en la actualidad se construyen muchos terraplenes utilizando procedimientos cuidadosamente controlados, sobre el terreno natural del cual primero se quitan los materiales superficiales débiles y compresibles. Estos terraplenes pueden constituir un mejor apoyo para las estructuras que los depósitos naturales, y se usan en gran escala en la construcción de fraccionamientos residenciales y áreas industriales. En algunos casos, suelos en los que podría haberse presentado grandes asentamientos, se sujetan a tratamientos especiales para reducir su compresibilidad y se dejan debajo de los rellenos.
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